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El comienzo de todo


Mi madre fue azafata de congresos y mi padre técnico de sonido. Una noche, al terminar una de las interminables conferencias, mi padre le invitó a la azafata a tomar una copa para desconectar del trabajo y terminaron tan conectados que a los nueve meses nací yo durante el cofee break de un congreso médico y en una cabina de traducción simultánea puesto que mi madre no podía cogerse la baja en temporada alta de trabajo y estuvo en el tajo hasta el momento en que salí disparado. Seguramente, no recuerdo bien, pero debido a un acoplamiento de sonido durante la conferencia. Desde entonces he vivido media vida tirado por los suelos extendiendo cables y la otra media preguntándome para qué. De eso hace más de treinta años ya. Hoy sigo tirándome por los suelos y a la vez tirándome de los pelos cada vez que comienza un evento pero la idea de tirarme a una azafata no se me pasa ni por la imaginación, ni con copas ni sin ellas.
Por lo que pueda pasar.
        Durante todos estos años han sido infinitas las horas que me he pasado esperando el comienzo de una conferencia y esperando que termine otra. De los temas yo creo que no me queda ninguno por escuchar. Desde el método de reproducción de la perdiz roja de ojo blanco, pasando por la grabación de una subasta de pajuelas de sementales Hereford, hasta la retransmisión en directo de una operación de diabetes donde al comenzar a diseccionar el dorso del pie enfermo, salió una nube de mosquitos ante el asombro de todos los presentes.

       Pero lo que ocurrió aquel día de octubre de 2008 fue realmente insólito. El mundo entero se debatía en una crisis sin precedentes. Todos los organismos mundiales se reunían para intentar paliar sus efectos mientras las cifras de parados ascendían de una forma incontenible. Aquel día yo estaba a cargo de la interpretación simultánea en el auditorio del Palacio Internacional de Congresos. La conferencia había convocado a los máximos líderes políticos y económicos de medio mundo, trabajando en seis idiomas oficiales. Doce intérpretes y más de quince técnicos estaban ocupándose del sonido y los medios audiovisuales cuando comenzó el acto de inauguración. En las dos primeras filas de butacas, figuraban los carteles de “RESERVADO” para las autoridades y vips mundiales. Unas filas más atrás estaba sentada Eva Fitzgerald, Comisionada Económica para el Desarrollo de Países Emergentes. Miss Fitzgerald era una de las figuras mundiales con más conocimientos en los desarrollos microeconómicos de países con mínimos recursos naturales y había sido invitada al congreso con motivo de la publicación de uno de sus trabajos, The optimization of natural resources in peripheral zones. A su derecha estaba sentado Adams Michaud, canadiense afincado en Florida desde hacía veinticinco años y profesor en The National Stadistics Institute de California. Mister Michaud ostentaba el título de mayor experto internacional en la recopilación de datos evolutivos en relación a procesos económicos globales, aunque en esta ocasión no intervendría en ninguna de las mesas redondas pues había sido invitado solo como consultor en este congreso. Adams Michaud y Eva Fitzgerald no se conocían personalmente pero sí se habían interesado mutuamente por sus respectivos trabajos. Fue tomando un café en los minutos previos a la inauguración del Congreso cuando se reconocieron al observar las acreditaciones que cada uno portaba colgada del cuello.
__Perdone, usted es Eva Fitzgerald?
__Si, y usted…
__Profesor Michaud, encantado de conocerle Miss Fitzgerald. He leído varios de sus trabajos.
__Eso me halaga, profesor, yo también conozco sus últimas publicaciones a cerca de la evolución económica en Medio Oriente.
__Encantado de conocerle profesor Michaud.
__ ¿Presenta usted alguna ponencia en el congreso? No le he visto en el programa.
__No, en esta ocasión me han invitado como asesor del presidente.
__Ciertamente vamos a necesitar mucho asesoramiento durante estos días.
__ ¿A qué se refiere?
__Bueno, la situación mundial requiere de opiniones y argumentos objetivos y no políticos.
__Estoy de acuerdo con usted pero desgraciadamente prevalecerán los planteamientos políticos por encima de las investigaciones sociológicas.
__Bueno, veremos si estos días podemos cambiar algo.

     La conversación de Miss Fitzgerald y el profesor Michaud fue interrumpida por el sonido de la megafonía anunciando las indicaciones previas a la inauguración del evento.

__Rogamos a los señores delegados tengan la amabilidad de silenciar sus teléfonos móviles. En breves momentos comenzará el acto de inauguración.

     Los participantes iban ocupando sus asientos mientras yo daba las últimas instrucciones a los intérpretes en relación a los canales de traducción. Mientras tanto el estadounidense Warren Baker, secretario del Tesoro de EEUU, abría la sesión saludando a los delegados congregados en el auditorio.

     Yo seguía cotejando el sonido en las cabinas, ya más tranquilo, una vez que había comenzado la conferencia. Todo se desarrollaba adecuadamente mientras pensaba en el tostón que me esperaba escuchar, como tantas otras veces. Estaba acostumbrado a soportar interminables discursos generalistas donde lo único que se trataba es de crear las bases donde asentar las premisas que pudieran llevar a la realización de los trabajos de grupo que previamente se habían elaborado con objeto de tramitar las conclusiones que conducirían a la celebración de un foro compuesto por los redactores de los informes que estudiarían los marcos legales donde poder plasmar las bases de los estudios previos enmarcados en los respectivos ámbitos políticos dentro del marco conjunto. En definitiva, verborrea ininteligible donde se perdían ponentes y delegados sin llegar nunca a tratar los temas directamente y darles las soluciones oportunas. Como siempre los primeros momentos, después de la ceremonia de inauguración, se dedicaban a informaciones sobre orden y protocolos. Ya se habían tocado todos estos temas cuando el primer ponente se acercó al atril y comenzó su disertación sobre el estado de la situación mundial. Adams Michaud, llevado por su obsesión estadística escuchaba la intervención calculando mentalmente cuanto estarían bajando las bolsas mundiales durante esta media hora de conferencia y cuantas personas en el mundo perderían su trabajo durante este tiempo. Eva Fitzgerald, mientras tanto, le miraba de reojo imaginando en que estaría pensando su admirado compañero de butaca. A Miss Fitzgerald tampoco le interesaba lo más mínimo el contenido vacío de la conferencia y no hacía más que pensar la cantidad de canapés que se tirarían a la basura durante el desarrollo de la cumbre mientras las recientes estadísticas de la FAO anunciaban un gran incremento en las muertes por inanición debido a la crisis alimenticia que se había provocado, en los últimos tiempos, al destinar una gran parte de las reservas mundiales de cereales a la elaboración de biocombustibles para países desarrollados. Los aplausos dedicados al ponente les sacaron a los expertos de sus pensamientos mientras se lanzaban una fugaz mirada cómplice, sin emitir ningún comentario. A continuación, y después de la lectura detallada del curriculum del segundo ponente, este comenzó su disertación acerca de un tema que carecía de interés para la mayoría de la audiencia pero que todo el mundo intentaba disimular. Yo, desde el fondo de la sala, donde estaba situado el control, veía las cabezas de todos los delegados y me distraía estudiando las reacciones de todos ellos ante conferencias de este tipo. Era curioso comprobar que durante discursos interesantes todas las cabezas que asomaban por encima del respaldo de las butacas, permanecían quietas, erguidas, manteniendo la atención en el orador o en la pantalla de proyección. En esas ocasiones el silencio total de la sala era roto solo por el tono de voz animado y vivaz del orador. En esta ocasión, la reacción del público denotaba una falta absoluta de interés por la conferencia. Desde mi posición notaba que las cabezas se movían de un lado a otro como intentando cambiar la orientación para evitar el sopor que les invadía desde hacía ya mas de media hora. Incluso si yo me ponía de pie podía ver como muchos de los delegados estaban atendiendo a sus teléfonos móviles, unos leyendo los e-mails, otros jugueteando con sus aplicaciones. Estaba claro que no les interesaba absolutamente nada el tema que se estaba tratando. De todas formas hubo algo especial aquella mañana. En un momento dado, yo salí del control para realizar una verificación en uno de los distribuidores que había instalado a lo largo de la sala y pude observar que casi todos los participantes en el foro estaban mirando sus teléfonos móviles, que aunque silenciados, permanecían encendidos, iluminando suavemente cada una de las filas de butacas. Desde el control se podía observar como la mayoría de las cabezas estaban inclinadas hacia delante como si sus dueños estuvieran dormidos. En ese momento sonaron varios teléfonos que no estaban silenciados. Esto solía ocurrir muchas veces. Siempre hay alguno que no se acuerda de apagarlo, y en plena sesión comienza a sonar y a sonar mientras los demás disfrutan viendo la cara que pone su dueño mientras busca y rebusca en los bolsillos de su abrigo mientras el aparato suena cada vez más alto. Pero en aquella ocasión no era un solo teléfono, si no varios. Yo calculé que podían estar sonando aproximadamente unos diez, cada uno con su tono particular. Miento, había mas de diez teléfonos llamando incluyendo los que estaban silenciados, pero que emitían su luz intermitentemente dando un aspecto psicodélico a la sala de plenos. Era evidente que algo estaba pasando. El orador se había percatado del hecho pero seguía con su disertación sobre legislaciones internacionales a la vez que lanzaba miradas desconfiadas a uno y otro lado de la sala. Yo saqué mi teléfono del bolsillo y observé que tenía cinco o seis llamadas perdidas y otros tantos mensajes, lo que no era habitual. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue el recuerdo del atentado del 11-M cuando en plena sesión de un congreso médico, comenzaron a funcionar muchos teléfonos al mismo tiempo. Era evidente que algo fuera de lo común estaba sucediendo. Después de comprobar el distribuidor y de vuelta al control de sonido, de pronto, se apagaron las luces de la sala. El sonido dejó de funcionar, y los teléfonos quedaron enmudecidos. Todo al mismo tiempo. La preocupación invadió aquella sala. Yo me dirigí corriendo al control y comencé a apagar todos los equipos por miedo a que se restableciera la corriente de golpe, pero el problema no radicaba solamente en una caída de tensión, si no que era mucho más importante. El moderador de la sesión se dirigió al atril y después de comprobar que el micrófono no funcionaba se dirigió a los presentes comunicándoles, en varios idiomas y forzando el tono de su voz, que había ciertos problemas con la instalación eléctrica del Palacio y que mientras se solucionaban, suspendería la sesión durante unos minutos. Los delegados comenzaron a salir de la sala intentando utilizar los teléfonos móviles pero sin ningún resultado. Algunos se dirigieron a las cabinas telefónicas instaladas en el hall del palacio de congresos pero tampoco funcionaban. Todo el sistema de comunicaciones había caído de golpe. A los pocos minutos se pudo restaurar la instalación eléctrica gracias al equipo de emergencias del que disponía el complejo. Este sistema consistía en un gran grupo electrógeno alimentado con gasoil con el que se podían restaurar los servicios mínimos eléctricos durante un periodo de tiempo limitado. Fue entonces cuando el servicio de megafonía anunció que el problema técnico afectaba al sistema de comunicaciones y que aunque se había recuperado el fluido eléctrico, las líneas telefónicas analógicas y digitales así como las de fibra óptica no estaban operativas de momento por lo que se suspendía la convención hasta nuevo aviso. A estas alturas tanto el personal de mantenimiento del centro de congresos como las personas encargadas de la seguridad de los delegados no hacía más que ir de un sitio para otro, inquietos, intentando localizar algún sistema de comunicación con sus respectivas centrales. Algunos vehículos blindados donde viajaban los delegados vips, disponían de telefonía vía satélite y se podían apreciar varios corrillos formados por escoltas y guardaespaldas alrededor de alguno de esos teléfonos, pero tampoco estaban operativos. Yo permanecía en el control intentando restaurar todos los equipos pero cual fue mi sorpresa cuando al encender los receptores de los micrófonos inalámbricos, los displays aparecían en blanco, sin ninguna información. Normalmente debía aparecer la frecuencia de trabajo de cada micrófono pero excepcionalmente estaban en blanco. Intenté realizar un escaneado de frecuencias pero sin éxito. Ningún equipo electrónico conseguía sintonizar con ningún canal de radiofrecuencia. Reunidos la mayoría de los técnicos pudimos llegar a la conclusión de que el espectro radioeléctrico se había colapsado a todos los niveles. Era por eso por lo que era imposible establecer conexiones de telefonía móvil o vía satélite. Todos los repetidores de radio o tv también estaban colapsados así como las redes informáticas vía wifi. En resumen, cualquier vía de comunicación inalámbrica era inviable. La pregunta ahora era a que nivel estaba sucediendo todo esto. Desde luego el Palacio Internacional de Congresos estaba aislado del resto del mundo pero es que también los equipos de seguridad ciudadana estaban incomunicados entre ellos. En una sociedad sometida a las tecnologías de la información, estas eran totalmente inútiles en este momento.

      Ante el desconcierto generalizado se optó por reunir a todas las personalidades en el auditorio central siguiendo los protocolos de seguridad que se articulaban en todos los eventos de esta categoría. Mientras tanto Miss Fitzgerald y el profesor Michaud que departían con un grupo de periodistas, pudieron observar que un vehículo oscuro con los cristales tintados y precedido por dos motoristas estacionaba delante de la entrada principal al Palacio. Era una comitiva un tanto extraña pues los motoristas no llevaban ningún uniforme característico si no que vestían con cazadoras oscuras y sus motocicletas tampoco portaban ningún distintivo, ni siquiera los pilotos azules que normalmente utilizaban los servicios de escolta para abrir paso a las comitivas oficiales. Ni que decir tiene que en cuanto los periodistas se percataron de la llegada del vehículo negro salieron de estampida a las puertas del palacio mientras Miss Fitzgerald y el profesor Michaud se intercambiaban las miradas cargadas de expectación. Una nube de reporteros y periodistas rodeaba el vehículo mientras los motoristas permanecían en sus potentes motocicletas con el motor encendido. Al mismo tiempo se abría la puerta delantera y salía del coche un individuo de casi dos metros de alto extremadamente corpulento que rápidamente procedió a abrir la puerta trasera ayudando a salir a un sujeto con uniforme militar de unos setenta años, con el pelo muy canoso y el rostro ciertamente desencajado. Su chaqueta estaba cubierta casi completamente por insignias y condecoraciones típicamente militares. Los periodistas comentaban asombrados que es lo que hacía allí el Jefe del Estado Mayor de la Defensa mientras se arremolinaban alrededor del coche, prácticamente sin dejarle bajar. Casi a trompicones se iba abriendo paso flanqueado por varios escoltas que le iban dirigiendo a la sala Vips donde se encontraban reunidos los presidentes de los estados representados en la cumbre. Miss Fitzgerald y el profesor Michaud, que se encontraban a escasos metros de la comitiva, se habían dado cuenta que los escoltas del general no portaban los típicos pinganillos de cable en espiral que utilizaban normalmente para comunicarse entre ellos. Una vez en la puerta de acceso a la sala Vips los escoltas se deshacían de la nube de medios abriendo los brazos y formando una especie de muro infranqueable mientras los operadores de cámara y los fotógrafos intentaban capturar las últimas imágenes elevando los brazos por encima de las cabezas mientras se cerraba la puerta delante de ellos.

      Sra. Presidenta, Sres. Presidentes, les ruego unos minutos de atención. En las últimas horas tanto nuestro país, como el resto de la Unión Europea, ha sufrido un colapso de sus redes de comunicación cuyo origen se considera información reservada. No está en nuestra mano delimitar cuanto durará el problema por lo que procederemos a garantizar su seguridad, trasladándoles al refugio protegido que se contempla en los protocolos de actuación en situaciones de alarma general. Es por ello por lo que les ruego que ustedes y sus asistentes sigan estrictamente las indicaciones que el personal militar les indique para el buen desarrollo de la evacuación. En el momento en que tengamos más información, se la haremos llegar a la mayor brevedad posible.

      A continuación y sin responder a ninguna de las preguntas que le formulaban los presentes en la sala, el JEMAD abandonaba rápidamente el hall del Palacio Internacional de Congresos, colocándose cuidadosamente su gorra de plato color caqui y franqueado por su escolta y los dos motoristas de cazadoras negras. Una nube de fotógrafos y cámaras de televisión le acribillaban a preguntas mientras el general salía precipitadamente de la sala preguntándole a su asistente:
__Algún mensaje de UKUSA?
__ Nada, mi General.

      Miss Fitzgerald y el profesor Michaud que se habían quedado a las puertas de la sala de prensa observando uno de los monitores de información, pudieron escuchar al General mientras salía rápidamente del edificio y procedía a acceder a su vehículo negro, mientras los motoristas se colocaban a cada lado del coche evitando que los medios de comunicación se acercaran a las ventanillas. El profesor Michaud y Eva Fitzgerald se miraban expectantes.

__Profesor, sabe usted que es UKUSA?
__ Miss Fitzgerald, ha oído usted hablar de la red de ECHELON?
__Creo recordar que se trata de algo referente al terrorismo internacional.

      Intentando conocer lo que estaba pasando, en sus mentes científicas las ideas se iban organizando metódicamente, una detrás de otra, siguiendo un orden lógico, además de cronológico intentando interconectar unas con otras siguiendo un orden argumental. Los conocimientos de Eva Fitzgeral y los de Adams Michaud intentaban cruzarse con objeto de llegar a alguna conclusión definitiva.

__UKUSA es una alianza de países , (United Kingdom-United States Security Agreement) compuesta por EE.UU., Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda en 1948 con objeto de controlar, o mejor dicho espiar, a la antigua Unión Soviética. Hoy en día las funciones de la alianza se han trasladado a la interceptación de comunicaciones que van desde, las diplomáticas al espionaje industrial pasando por inteligencia militar, terrorismo, construcción de armas o inteligencia económica.
__ Parece que está usted muy bien informado de estos temas.
__ En el instituto recibimos una exhaustiva instrucción en lo referente a organización de datos y estadística.
__Perdone, profesor, le he interrumpido.
__Como le iba diciendo, uno de los objetivos de UKUSA es la normalización y búsqueda de terminología, códigos, procedimientos de manejo de intersección, etc. Es lo que se llama en términos estadísticos “key targets”. Parece que la alianza de UKUSA mantiene alrededor de 120 estaciones de vigilancia conocidas funcionando de forma totalmente automática y discreta. Esto se denomina Red Echelon y lo que hace es capturar gran parte de las comunicaciones mundiales establecidas por radio, satélite, microondas, móviles o fibra óptica. Las señales capturadas son luego procesadas por una serie de equipos criptográficos avanzados, incluyendo el buscador de dirección de Marconi-Adcock de alta frecuencia y diversos superordenadores, llamados diccionarios, las cuales han sido programados para buscar patrones específicos en cada comunicación, ya sean direcciones, palabras, frases o incluso voces específicas.
__Un Gran Hermano a nivel mundial?
__ Si, podríamos denominarlo así.
__Pero no acierto a comprender, profesor…
__Llámeme Adams, Miss Fitzgeral, creo que ante esta situación podemos prescindir de formalismos…
__De acuerdo Adams, lo que no entiendo es la relación de esta red con lo que está sucediendo aquí…
__Bueno, son solo especulaciones pero imagino que si Echelon controla todas las comunicaciones a nivel mundial, también podría anularlas o colapsarlas una vez emitidas de forma que nunca lleguen a sus receptores con lo cual el silencio electrónico sería generalizado a nivel mundial. Miss Fitzgeral permaneció inmóvil con sus ojos clavados en el profesor Michaud como intentando hacerle una radiografía de su mente. Toda la información que había escuchado se iba ordenando en su cerebro a modo de un único silogismo con una conclusión aterradora.
__ Quieres decir que estamos en manos de UKUSA?
__Si fuera así el asunto no sería tan grave. El problema es si alguien o algo se ha hecho con el control de Echelon y por consiguiente con UKUSA.

CONTINUARÁ

EX PAÑA IS DIFERENT



 No te vayas todavía, no te vayas, por favor, no te vayas Bibianilla que el ministro Moratinos llora cuando dice adiós.
¿Existe Dios? Pues por si acaso, por Dios te lo pido, Bibiana, no nos dejes, por lo que más quieras. Perdóname todas mis críticas y las de otros pero no nos dejes en manos de Pagín. No dejes que tu angelical cara de photoshop  sea sustituida por la de Pagín y si es así, te ruego le pidas prestada su pulsera  «Power Balance» para que deje de hacer el ridículo en las ruedas de prensa. Por lo menos, que se la quite cada vez que entre en el Ministerio. En verdad os digo, hermanos, que estamos en manos de Dios. Mira que si la política de sanidad «ex pañola» se va a sostener en los beneficios de las pulseras «Power Balance»… Todo es posible. Se me ocurre que si la Ministra de Sanidad lleva en su mano una de esas pulseras será por algo. Podría hablar con Valeriano Gómez para que las reparta a la salida de todas las oficinas de empleo del país. Los pobres parados saldrían de la oficina con su subsidio y una pulserita de colorines que les proporcionaría  «equilibrio, fuerza y flexibilidad».
Y qué me dices de Valeriano Gómez -el enemigo en casa-. Hace cuatro días poniendo a parir al gobierno en la manifestación contra la reforma laboral que el mismo tiene que desarrollar. ¿Se puede ser más lerdo?  Y mientras tanto Ministrini secándole las lágrimas a Moratinos.
Patético. Y a todo esto sale el animal -león- de la Riva del alcalde de Valladolid comentando la forma de los labios de Pajín. 
__ ¡Hombre, León, que todos nos habíamos dado cuenta! Pero un poquito de por favor__ Entre ese comentario y lo de la «Señorita Pepis vestida de soldadito» refiriéndose a Chacón, no estás haciendo muchos méritos para el Ministerio de Igualdad, Ministerio que no es que haya desaparecido si no que se ha reconvertido en Secretaría de Estado de Igualdad. Y quien va a estar al cargo?... Doña Bibiana Aído, naturalmente, íntima amiga de Pagín. La flamante ministra es lo primero que ha hecho nada más hacerse cargo de la cartera y antes de quitarse la pulsera mágica. Así que no me extrañaría que a este paso nombrara a León de La Riva, asesor de la Secretaría de Estado de Igualdad y así estaría el circo completo, incluido el ventrílocuo de Rajoy. Mientras tanto puedo apreciar una gran fila de parados que al ritmo de los enanitos de Blanca Nieves van mostrando orgullosos sus pulseritas de colores entonando aquella alegre melodía: “Pajín, Pajín, Pajín, mucho cuidado con lo que haciiiiiiis, Pajín, Pajín, Pajín, a Zapatero no pisiiiiiiiis”.

    Perato
      2014

Rojo, Blanco y negro


A la una de la madrugada, la furgoneta acondicionada para pasar la noche, le espera aparcada en una de las calles más tranquilas que encontró nada más llegar a la ciudad. Vuelve andando, despacio, después de haberse despedido de sus tres amigos de siempre. Larga despedida entre risas y copas. Tan larga como el tiempo que no coincidía con uno de ellos. Veintitrés años nada menos.
Abre la puerta trasera del vehículo y se tumba sobre las colchonetas dispuestas a lo largo. Hace calor y deja el portón medio abierto.

__SMS- ¿Cuál es el mejor tramo para correr?
__SMS- ¿Pero tú donde estas?
__SMS- ¡Que pregunta más lerda!
__SMS- En Imarcoaín, a diez kilómetros de Pamplona.
__SMS- ¿Estás en Pamplona, cabronazo?
__SMS- Ya lo ves.
__SMS- Vale, nos vemos en  Blanca de Navarra en media hora.

Cuando se encontró con sus amigos después de tanto tiempo no pudo evitar la emoción. Esa sonrisa de siempre mezclada con la cara de sorpresa se le quedará marcada para mucho tiempo. Ese abrazo de bienvenida era verdaderamente largo y sincero pues ninguno aflojaba como queriendo suplir tanto tiempo de ausencia.

Se va acurrucando en el saco mientras coloca los cojines que le sirven de almohada. Casi completamente a oscuras se quita el reloj y ajusta la alarma poniendo mucho cuidado en no equivocarse.

El sofoco del reencuentro va desapareciendo mientras dan cuenta de sendas jarras de cerveza fresca.
__ ¡Por nosotros… ¡
__ ¡Por nosotros!
No dejan de mirarse intentando adivinar quien será el primero en recordar las consabidas batallitas de la mili. O quizás se observan comparando sus respectivas tripitas cerveceras. Juana no ha cambiado en absoluto. Delgada y estilizada, como siempre. Julio, su marido, algo más grueso, aunque insiste en que no pasa de los ochenta kilos. Joaquín, también algo mas rollizo pero con la misma sonrisa de bonachón que le caracterizó siempre.

Intenta coger el sueño recordando el sabor de las trufas que hacía Juana hace más de veinte años cuando ellos estaban juntos, en Valladolid, cumpliendo con el servicio militar. Ese aroma es una de esas cosas que se llevan consigo durante toda la vida.
Sigue sudando sin poder conciliar el sueño. No deja de pensar en cómo se desarrollará la carrera.
Alguien con más de una copa pasa dando trompicones y cantando algo irreconocible cerca del coche. Espera que pase de largo cuanto antes.

Deciden ir a cenar algo rápido pues no quieren que se les alargue la noche. Mañana será un día emocionante.
__ ¿Quieres un bocadillo de ajoarriero?
__ ¿Ajoarriero en bocadillo? Vale.
Siempre le ha encantado el ajoarriero, ya sea en cazuela de barro, perolo, taperware o en bocadillo.
Los pies pegados, como siempre, al suelo pegajoso de aquel bar.

El sueño de los mejores tiempos pasados lo rompe poco a poco el sonido peculiar del despertador del teléfono móvil.
5H. 30mn. Las legañas funden los párpados con fuerza y solo se desprenden cuando se incorpora en su improvisado lecho. El fogonazo de la farola encendida es lo primero que ve al frotarse los ojos con sus dedos sudorosos. A trancas y barrancas se va vistiendo, medio encorvado, dentro de su habitáculo.
__El nudo de la faja es a izquierdas o a derechas?
Se anuda el pañuelico rojo recordando la ancestral simbología de la sangre derramada en el degollamiento de San Fermín en Ambers en el siglo XVIII.
__No es momento de pensar en sangre, precisamente.
Intenta no llevar nada más que lo imprescindible. Solo las llaves del coche y el carnet de identidad.

El amanecer, fresco.
El paso, rápido.
El ánimo dispuesto.
La ilusión encendida.

Van pasando las farolas de dos en dos mientras se dirige al tramo que anoche estudió con tanto cuidado asesorado por sus compañeros de siempre.
Cafetería Belagua. A medio camino entre Estafeta y Telefónica. Ese es el lugar idóneo. Mira y remira el suelo de adoquines. Pasa el pie una u otra vez examinando el grado de adherencia. El pavimento está ligeramente húmedo todavía pero faltan casi dos horas y media para que comience el encierro.
__Para entonces estará seco?
            Al cabo de un buen rato deambulando por el recorrido observa a otros mozos que emplean estos últimos momentos en realizar estiramientos, flexiones, etc. cada uno con la mirada extraviada no se sabe donde.
La policía municipal y la ertzaintza van acotando las zonas del recorrido.
Uno de los mozos lleva una camiseta blanca con la foto de sus hijos en blanco y negro impresa por delante y por detrás.
Hay quien se santigua dos veces discretamente mirando al suelo.
Una pareja de americanos se dan masajes apoyados en la fachada de Estafeta.
Alguien que no va a correr el encierro, y con la camiseta completamente teñida de calimocho se aproxima medio tambaleándose levantando la mano en forma de saludo. El no le rehuye el gesto y chocan sus manos como si se conocieran de toda la vida.
Los encargados de montar el vallado terminan de realizar su trabajo rodeando físicamente a los espectadores que se han hecho fuertes a lo largo del recorrido.
Un mozo, entrado en años, se ata los cordones de las zapatillas con una liturgia especial y prácticamente sin flexionar las rodillas. Otro, va enrollando parsimoniosamente un ejemplar del Diario de Navarra.
Son muchos los que siguen frotando el suelo con cierta desconfianza.
Parece que se va secando, poco a poco.
Faltan escasamente diez minutos para detonar el cohete que anuncia la apertura de los corrales.
Los corredores se entremezclan con la gente que solo aspira a simular que han corrido el encierro.
En uno de los balcones, repletos de gente, se asoma una joven rubia despampanante. Uno de los mozos le grita:
__¡¡Rubia, coqueta, enséñanos las tetas!!
Un segundo después un coro de veinte o treinta mozos entonan a la vez.
__¡¡Rubia, coqueta, enséñanos las tetas!!
A continuación un estruendo de cientos de voces que abarrotan la calle, corean al unísono:
__¡¡Rubia, coqueta, enséñanos las tetas!!

El momento se hace eterno. Las pulsaciones revolucionadas. De pronto se abren las compuertas y una masa de gente vestida de blanco y rojo, echa a correr. La mayoría para llegar cuanto antes a la plaza de toros sin pagar la entrada. El resto, para situarse en el tramo de encierro escogido con antelación. Faltan menos de tres minutos para el comienzo. Calcula mentalmente el tiempo que tardarán los toros en llegar a Estafeta. Un minuto y cincuenta segundos. La mayoría de la gente que abarrotaban la calle ya están en la plaza cuando suena el cohete anunciando la apertura de la puerta de los corrales de Santo Domingo. Montones de falsos corredores comienzan la carrera mucho antes de que lleguen los primeros toros.
Comienza a dar saltos intentando mirar por encima de las cabezas de los demás. El corazón está a punto de estallar. Mira fugazmente el reloj. No faltarán más de seis o siete segundos. Está completamente empapado en sudor. Sudor helado. Último vistazo rápido al reloj. Un minuto y cuarenta segundos. Los gritos de los primeros corredores se hacen más y más evidentes. Resuenan por toda la calle
¡Ahí están!
Cuando faltan apenas treinta metros para que lleguen los primeros cabestros, emprende la carrera, procurando situarse en el centro de la calle. Después de varias zancadas ya entiende que ha igualado la velocidad de los toros cuando mira un instante hacia atrás mientras intenta mantener la velocidad constante. Entre la masa de corredores puede adivinar la cornamenta de uno de los toros de setecientos kilos que como una locomotora se va acercando peligrosamente moviendo la testuz arriba y abajo al ritmo de su carrera. Vuelve la cabeza de nuevo aumentando la velocidad considerablemente a la vez que va apartando a manotazos a los mozos que le estorban a su paso. No quiere volver la cabeza de nuevo pero adivina la distancia de los morlacos. Escucha el sonido de sus pezuñas chocando contra el adoquinado.
¡Están encima!
 El terror le hace correr desesperadamente. Quiere volver la vista pero el pánico se lo impide. En un instante deja de ver las espaldas de los corredores que van delante. Todo se vuelve móvil y borroso. Sus ojos no consiguen enfocar nada en absoluto. Una sacudida, un golpe seco, es lo que le ha hecho rodar por el suelo cubriéndose la cabeza con los brazos y dejando una apertura por donde observa multitud de zapatillas pasando a toda velocidad a centímetros de su cara. Siente como el resto de los corredores le pisotean en su carrera mientras espera de un momento a otro el momento en que uno de los toros rezagados le pase por encima. Los segundos se paran en seco. Se hace el silencio absoluto. El cuerpo contraído e inmóvil. La respiración contenida. Por debajo del brazo ve pasar fugazmente las pezuñas de los últimos toros rezagados. A casi un metro de distancia pasa Temeroso ignorándole completamente mientras ruega que esos ojos blancos y grandes no se fijen en él. Justo a continuación ve a un mozo vestido con una camiseta verde.
¿Será uno de los pastores?
La vara que lleva en la mano le confirma que efectivamente es un pastor cerrando el paso de la manada. En ese preciso instante siente un manotazo en la espalda y escucha:
¡Levanta, ya han pasado!
Vuelve a entrar algo de aire en los pulmones. Siente que sus poros se abren alocadamente. Comienza a notar el frescor del sudor en su cara. Se levanta de inmediato pero sus piernas se empeñan en tambalearse. Se intenta examinar buscando alguna mancha en su vestimenta. Está bien, solo algunas rozaduras que no le producen ningún dolor. Los toros del Ventorrillo han tenido mucho esmero en esta ocasión. Andando a trompicones se dirige hacia una de las salidas del recorrido, intentando plasmar en su mente esos diez segundos que transcurrieron entre el momento de emprender la carrera hasta la palmadita en el suelo que le propinó algún corredor avezado. Su corazón sigue a un ritmo enloquecido. Ha sido un momento excepcional. La excitación era casi insoportable. Llevaba muchos años esperando este momento, veinticinco. Se va encaminando hacia el coche y se apresura a encender el teléfono. Mientras, se remoja con el agua del bidón. Sigue sudando inconteniblemente. Escucha el sonido de las llamadas perdidas y de los mensajes sms.
__SMS- DESPIERTA YA QUE SON LAS NUEVE…

Es Julio. Le llama desde Barajas y no se ha convencido de que lo de correr el encierro iba en serio.

__SMS- ¿ESTÁS BIEN? NO TE HE VISTO EN LA TELE…

Es Jesús, le dije que iba a correr el día 10 y fue el primero en llamar.
Arranca el coche, ajusta el navegador y en pocos minutos enfila la autopista con dirección a Madrid mientras sigue sonando el teléfono.
Apenas lo escucha.
Lo ignora mientras sigue obsesionado con recordar una y mil veces el delirio rojo, blanco y negro. 

        Perato
       Año 2008

El Niño Amarillo


        Aproximadamente al año de comenzar la nueva tortura existencial suena el teléfono para proponerle al Viajero una nueva tarea que por otra parte le procure un poco de sosiego profesional.
__ ¿Una semana en dónde?
__En Ouarzazate.
__ ¿En Albacete?
__No, no en Ouarzazate, en Marruecos.
__Sí, entiendo, vale, estoy libre.

Sin saber muchos más detalles el viajero no lo piensa dos veces. Le da lo mismo ir a Ouarzazate que a Albacete que a San Sebastián de los Reyes, lo único que le importa es huir cuanto más lejos mejor.

El avión sale a las 18h. De la Gate 4ª de la terminal 3 del único aeropuerto que hay. Dyc con Cocacola mientras se reúne el grupo de 8 técnicos que compartirán las vicisitudes de este trabajo. Bromas típicas de aeropuertos, saludos, pasaportes en la mano, tarjetas de embarque que hay que interpretar... y la confusión de algunos al apercibiese de que la hora de llegada a Marruecos es la misma que la salida de Barajas, las 22h.

Después de las bromas al despegar, las bromas durante el vuelo y las bromas al aterrizar llegan al parking donde varias furgonetas están esperando para transportarles a los hoteles. Después de cargar las maletas en las bacas de los vehículos estos se desplazan hasta los hoteles donde se ubicará el equipo técnico. Es noche cerrada y la temperatura agradable. El hotel Al Farah Al Janoub situado en los arrabales del pueblo es uno de los peores hoteles de cuatro estrellas de la zona. La habitación que funciona la luz, se le sale el agua del water. La que no se le sale el agua, no funciona el aire acondicionado. En la que funciona la luz y el aire huele de espanto etc. La habitación que comparte  El Viajero con otro técnico no es de las peores. Funciona un poco la luz, otro poco el aire acondicionado y apenas se sale el agua en el cuarto de baño.
No obstante todo un lujo dadas las condiciones.

Amanece en Ouarzarzate después de haber pasado la noche buscando la mejor posición en la cama o por lo menos la mejor forma de dejar de sudar entre las sábanas. Desayuno en el hotel a base de mermeladas dulzonas, café de puchero y algo de bollería tradicional.
Treinta grados a las 8 de la mañana mientras los técnicos esperan en la puerta del hotel Al Farah Al Janoub a las furgonetas que les trasladarán a la carpa donde se celebrará el evento, no sin antes proveerse de los clásicos “chechs” torpemente anudados a la cabeza. El Viajero no hace más que pensar cual será la máxima temperatura que se puede alcanzar en esa zona del mundo a las cuatro de la tarde del 15 de septiembre de 2001.
Con cierto retraso por fin parten hacinados en los polvorientos vehículos en dirección a dios sabe donde. Después de cruzar los diferentes barrios de Ouarzarzate enfilan una estrechísima pista asfaltada donde los transeúntes no dejan de pasar en una dirección y en otra, montados en bicicletas destartaladas o en peculiares sandalias hechas a base de trozos de neumáticos atadas con cuerdas al dedo gordo y al talón. Los conductores llevan una velocidad endiablada pasando a escasos centímetros de los viandantes con los que se cruzan en la carretera. La temperatura en el interior de las furgonetas se va incrementando poco a poco hasta el punto de ser insoportable. Alguno de los pasajeros abre la ventanilla del coche para respirar un poco ante el enfado del chofer que le obliga a cerrarla de nuevo ante el asombro de los demás pasajeros. Al cabo de unos pocos kilómetros la caravana abandona la carretera asfaltada para adentrarse en una pista arenosa y bacheada montando una nube de polvo que impide ver mas allá de diez metros por delante de cada furgoneta. Ahora es cuando comprenden el porqué de llevar las ventanas cerradas. Eternos minutos transcurren entre una nube de polvo arenoso y ardiente mientras se internan por un desierto pedregoso y desolador hasta que al fondo, en el horizonte se comienza a vislumbrar una especie de carpa blanca que se confunde con la nube de polvo. A medida que se van acercando van dándose cuenta de que es una carpa de un tamaño considerable. De lejos da la impresión de que va creciendo más y más. Se confirma que es una carpa blanca y grande. Muy grande. Una carpa enorme. El Viajero está convencido de que es la madre de todas las carpas. Se van deteniendo las furgonetas a la vez que se levanta un viento caliente y anaranjado que va tiñendo de rojo la inacabable carpa. Echan pie a tierra mirando ensimismados hacia un andamio pegado a uno de los lados, donde un hombrecillo haraposo no hace más que limpiar de polvo la superficie de la carpa mientras el viento se encarga de volver a mancharla de polvo fino rojo. El hombrecillo armado con una especie de fregona sigue pasándola una y otra vez, sin prisas, sin demasiada ilusión, despacio, muy despacio, de un lado a otro, una y otra vez. Los técnicos se miran unos a otros sin mediar palabra.

El Grito de la Ballena

    El Viajero piensa que su viaje ha terminado.
El V
iajero ha vivido ausente durante más de un año. 
El Viajero no tiene hoy donde viajar y los viajeritos se preguntan porqué papá no viaja ya.
El Viajero ha tenido un mal viaje en el tiempo.
El Viajero pensaba que podía ir a cualquier sitio con un pequeño pero gran equipaje de honestidad.
El equipaje del Viajero no le quita el frío de la noche rasa en silencio. Al Viajero le pasan por la imaginación pesadillas irreales, frías...
__ No hay nada que hacer...
El Viajero siempre se mueve con un equipaje que deja en su lugar de origen. El amor de su viajera y la confianza de sus viajeritos que le miran a los ojos cuando llega todas las noches a casa.
Los Grandes Viajeros le miran a los ojos cuando llega a casa el domingo.
El Viajero se mira al espejo cuando llega a casa...
... y ve canas, algunas arrugas en su frente y siente algo de vergüenza cuando no encuentra contestación a las preguntas.
El viaje ha concluido.
Volverá a viajar ?
Las letras salen de su estupendo Roller buscando ansiosas donde posarse. Fluye la tinta buscando desesperadamente donde plasmarse mientras le sudan los ojos como la sangre buscando la brecha.
Todo el esfuerzo ha servido para crear en el Viajero una sensación de fracaso y en los suyos un interrogante.
El Viajero le toma la mano en esa noche sin sueño. La viajera disimula una lágrima y calla...
Hay poco que decir.
Ojos tristes.
La tristeza es la sopa diaria de los viajeros solos.
¿Porqué seguir?
¿Que sentido tiene?
Sigue, como siempre, sin encontrar respuestas.
Hacen falta reaños para seguir.
Hace falta reaños para parar.
Las pecas del viajerito están hoy más marcadas que nunca mientras pregunta:
_ ¿Papi, mañana trabajas?
Ópera Prima siempre. Nada tiene sentido. Todo, banal y oscuro...
Otra vez. La historia se repite de nuevo.
Han sido siete años de viaje en redondo. Cuando el Viajero se pierde entre la niebla de las montañas camina siempre hacia el lado izquierdo hasta que acaba en el mismo lugar de origen.
Punto de comienzo.
Después de 25 años de viaje se encuentra prácticamente en el mismo sitio.
Madurez?
Es cara la madurez.
El desafío, el proyecto de ambición triunfa.
El Viajero busca consuelo en el recuerdo de Nícola, su entrañable Nícola. Allá donde estés, Nícola, te llama tu hombre especial. Tu sola serías suficiente consuelo para este estúpido ser.
El viajero no quiere volver a casa
La puerta, cerrada.
¿Premonición?
El Viajero baja las escaleras despacio y vuelve a refugiarse detrás del micrófono del karaoke.
La noche, fría y clara.
La calle, vacía.
El horizonte, más lejano que nunca.
El Viajero busca algún rayo de luz al amanecer.
¿Amanece?
Murió por segunda vez, en el meridiano de su vida.
Su esfuerzo solo ha servido para experimentar con las sensaciones del fracaso más absoluto. Y se lo intenta contar a sus viajeritos.
Durante casi un año solo hace que lamentarse de su fracaso hasta que el límite del sufrimiento le hace recapacitar y borrar de un plumazo su asquerosa experiencia. Piensa que su relato termina en este momento.
Las Coplas de Manrique se vuelven a pasar por la mente de este fracasado recordándole que el tiempo pasa y no se puede luchar contra él. Es más práctico convivir con él pues no queda otro remedio. La única solución factible es sobrevivir de cualquiera de las formas.
Sigue pasando el tiempo a una velocidad tremendamente asimilable.

   Perato
Año 2000

INVECO PEGASUS

           Allá por el mes de Abril en San Sebastián de los Reyes terminaron las obras del nuevo Concesionario de Vehículos Industriales INVECO PELASUS, lo que supuso su inmediata inauguración. A estas alturas de la temporada el técnico tiene a todos los técnicos asistiendo determinados eventos por lo que decide realizar el mismo esta instalación. La cosa parece muy sencilla ya que solo necesitan una megafonía para 100 personas con un solo micro inalámbrico. El único problema es que la inauguración comienza a las 19:30h. Y después hay un cócktail que puede durar una eternidad pero de cualquier forma es un trabajo liviano.
El técnico prefiere salir con tiempo hacia el concesionario pues este se encuentra en un polígono industrial del pueblo de San Sebastián de los Reyes y ya se sabe con los polígonos si no se conocen...
No sin cierta dificultad el técnico da con la sede en cuestión y se van alejando los temores en cuanto a las dimensiones de la sala. El técnico se presenta a las personas que se encuentran en la sala.
_Buenas tardes.
_Hola.
_Vengo a montar la instalación de sonido para la inauguración...

De las personas que se encuentran en la sala no hay nadie a quien le importe mínimamente lo que viene a hacer el técnico. Con esta recepción lo mejor es empezar a montar como Dios le da a entender. Comienza a tirar cables y colocar altavoces y al cabo de unos veinte minutos ha terminado prácticamente el montaje. Son en esos momentos cuando aparece alguien que tiene toda la pinta de ser el cliente. A un cliente se le reconoce fácilmente por varios detalles. El primero es que la cara de un cliente buscando al técnico es inconfundible. Es algo que no sabría explicar pero es inconfundible.
Un cliente es alguien que lo primero que hace cuando ve al técnico es preguntar:

_¿El sonido funciona? ¿Estará usted durante el acto?
Un cliente es alguien que antes de dar las buenas tardes le pide al técnico que monte algún aparato que previamente no está contemplado en el presupuesto.

Un cliente es alguien para quien la llegada del técnico se le antoja siempre tarde.

Un cliente es alguien que se traumatiza cuando ve un cable.

Un cliente es alguien que siempre está predispuesto a eludir su responsabilidad y descargarla sobre el técnico.

Un cliente es alguien que no hay forma de quitárselo de encima en los momentos antes del comienzo.

Un cliente es alguien que cuando acaba el acto no es capaz de dar las gracias.

Un cliente es alguien con terror escénico.

Un cliente es alguien que en muchos casos careció de cariño durante su infancia.

Un cliente es alguien que raramente sabe en que consiste un congreso.

Un cliente es alguien que piensa que el técnico es una especie de chistera de mago de donde puede salir cualquier cosa en cualquier momento.

Un cliente es una especie de ser humano sin nociones de “espacio/tiempo”.

Un cliente es alguien que pide mucho y da poco.

Un cliente es alguien que se vanagloria de ser un cliente.

Un cliente es alguien que no entiende que el técnico es un ser humano que come, bebe y mea de vez en cuando.

Un cliente es alguien a quien a medida que se le va conociendo se le va odiando más y más.

Un cliente es alguien que nunca está cuando tiene que estar y siempre está en el momento más inoportuno.

Un cliente es una persona fea.

Un cliente es alguien que siempre tiene a mano un “tocapelotas” para amargarle el día al técnico de turno.

Un cliente es alguien que nunca se da por satisfecho.

Un cliente es alguien que se equivoca.

Un cliente es alguien desagradable.

Un cliente es una mutación genética.

Un cliente es un asco, un acto fallido de la madre naturaleza.

Es en estos momentos cuando entre reflexión y reflexión aparece alguien que puede ser el cliente.
_ ¿Funciona el sonido?
_ Sí, claro.
_ Yo no oigo nada.
_ Es que nadie está hablando en el micrófono.
_ Entonces, si hablamos en el micrófono, ¿se oirá?
_ Mayormente.
_ Pero yo no oigo ahora nada.
_ Es que nadie está hablando ahora en el micro.
_ Pero tampoco oigo la música.
_ Eso es porque no hay música.

_ ¿Que es lo que quiere decir con que no hay música?
_ Pues que en el presupuesto, que usted firmó no estaba contemplado el equipo de música ambiente.
_ ¿Quiere decir que vamos a inaugurar este nuevo concesionario de INVECO PELASUS sin música?
_ Quiero decir que yo no tengo la música.
_ Entonces si yo le doy la cinta tendremos música?
_ Si además me da algo donde introducir la cinta...

_ Entonces está solucionado. ¡Oiga, Barahona, traiga el cassette del coche y se lo da a este señor.
El técnico, como en anteriores situaciones, no se lo puede creer.
Al cabo de un rato parece que Barahona ha conseguido convencer a su jefe de que la solución para la música no es desguazar el salpicadero del coche para sacar la radio. Barahona recurre al guardia jurado del control quien le proporciona un radio cassette portátil de esos con asa y dos altavoces colgando. El técnico lo mira aliviado. Algo es algo.
      Van entrando los invitados a quienes se les obsequia con esos regalos cursis de empresa que acaban en cualquier rincón de la casa esperando año tras año a ser tirado a la basura. Los camareros del catering ya tienen todas las copas escrupulosamente colocadas en riguroso orden formando una especie de pirámides sobre los manteles.
_ ¿Funciona el micrófono?
_ Si hablan, sí.
Entre los asistentes destacan varios camioneros robustos, comerciales de concesionarios, un cura de paisano y varios gerentes de la compañía. Así mismo está presente el Excmo. Sr. Alcalde de San Sebastián de los Reyes D. Gabriel Bustamante. La mujer que parece que lleva el control del acto le pregunta al técnico:
_ ¿Funciona el micrófono?
_ Por supuesto... Siempre que hablen...
El acto está apunto de comenzar y la maestra de ceremonias le hace una señal al cura de paisano quien se acerca llevando entre las manos un pequeño misal. Al llegar al atril pregunta en voz baja:
_ Lo hacemos breve, verdad?
_ Si, muy breve, Padre.


    Hermanos, estamos aquí reunidos en estas maravillosas instalaciones para festejar el éxito conseguido por estos trabajadores que después de largos años de trabajo han conseguido el reconocimiento de la obra bien terminada. ¡Que gran reconocimiento les hará El Padre al consagrar tal esfuerzo en su nombre!. Al igual que José en su carpintería, estos hombres han dedicado lo mejor de ellos mismos a la santificación de su trabajo. Es por ello por lo que serán bien recompensados más allá de esta vida...
     Lleva más de quince minutos el cura dando la charla mientras los camareros van descorchando las botellas de champán con mucho cuidado, en silencio, hasta que uno de los tapones salta por los aires con su característico sonido acabando en el centro del concesionario. Algunos se ponen la mano en la cara disimulando la risa mientras el cura hace caso omiso, seguramente absorto en su homilía.
__... nosotros somos piedras, sillares, que se mueven, que sienten, que tienen una libérrima voluntad. Dios mismo es el cantero que nos quita las esquinas, arreglándonos, modificándonos, según Él desea, a golpe de martillo y cincel. 
No queramos apartarnos, no queramos esquivar su voluntad, porque, de cualquier modo, no podremos evitar los golpes. Sufriremos más e inútilmente, y, en lugar de la piedra pulida y dispuesta para edificar, seremos un montón informe de grava que pisarán las gentes con desprecio. Esta es la llave para abrir la puerta y entrar en el Reino de los Cielos: “qui facit voluntatem Patris mei qui in coelis est, ipse intrabit in regnum coelorum”El que hace la voluntad de mi Padre... ¡ése entrará! 

A estas horas el hielo de los cubalibres se ha derretido y comienza a flotar por encima de la coca cola. Los camareros no saben que hacer para aguantar la risa y todos los asistente comienzan a cambiar el peso de una pierna a la otra produciendo un bamboleo característico del cansancio colectivo pero el señor cura no parece inmutarse y prosigue...
_... y a continuación haremos unas preces...
¡Santifica, Señor las manos que han realizado esta obra!
Todos conmigo: “danos fuerzas, Señor, para alabarte”
... ¡Protege, Señor, estas instalaciones de los malos espíritus...
Todos conmigo: danos fuerzas, Señor, para alabarte.
    

    Mientras los camioneros se miran entre sí sonriendo y el resto del público se preguntan cuanto durará esto el cura se dirige a la Presidenta y le pregunta en voz baja:
_ ¿Procedo a la bendición?
_ Proceda Padre, proceda.
El cura va recorriendo todas las instalaciones salpicando todo de agua bendita y soltando letanías mientras los asistentes al acto se tiran como posesos a las cervezas y cubalibres que llevaban más de una hora en los vasos.
La música suena de fondo.
Barahona mira al técnico sonriendo.
El técnico corresponde.
Al cura se le ve al otro lado de la cristalera moviendo el brazo hacia arriba y hacia abajo mientras queda todo salpicado de agua bendita...

Jesús de mi vida
Jesús de mi amor
Ábreme la herida
De tu corazón.

VOLARE


En el TV de la T-2 zona E-D donde se sitúa la GATE 48 no figura el vuelo IB-5123 con destino a A Coruña, con salida a las 07:00 h. y llegada a las 07:50 h.
El técnico viaja en clase “Y” con tarifa “YD” el día 07may. Su billetes “void cerrado” y lo pagó en CASH. 37.080 ptas.

El técnico no tiene que facturar equipaje. No parece que haya overbooking.
El técnico prefiere sacar tarjeta de embarque en A Coruña de vuelta.
El técnico siempre pasa calor en los aeropuertos.
Su furgoneta Wolswagen la aparcó en la T-2 PARKING-1 de DEPARTURES en la plaza D-253.
El pasaje penetra en la 1ª parte del FINGER pensando en que va a embarcar enseguida pero la última fase de la cola se detiene y el técnico comienza a sudar de nuevo. La maniobra de situación de una silla de ruedas es larga y un tanto penosa. La mujer que va instalada en la silla parece un fardo. Va dando cabezazos de un lado a otro del pasillo, siempre con la misma expresión ausente. Al cabo de un buen rato el viajero se encuentra en el pasillo del DC-10 esperando que el pasajero que tiene delante consiga colocar su maleta en el altillo de los asientos.
Instrucciones de la azafata sobre la colocación de los chalecos salvavidas. No se entiende esta explicación cuando no se sobrevuela por el mar pero la normativa se impone.
     La azafata anuncia el despegue inmediato. El técnico, la azafata y el resto del pasaje vuela, por fin, a A Coruña.

Sevilla con su sabor especial




La Calle de las Escobas puede ser un lugar ideal para tomar algo antes de dirigirse al Hotel Meliá Sevilla. El hambriento viajero deja a la izquierda el Parque de María Luisa soñando con una gran cerveza y un poquito de “adobo”. Al comienzo de la calle hay una terraza correspondiente a un restaurante llamado Las Escobas. En un letrero luminoso se puede leer que por aquel lugar pasaron varios escritores ilustres allá por 1.890. Después de llamar varias veces al camarero y escudriñar otras tantas la carta de tapas se dispone a dar cuenta de la cerveza, el adobo y los boquerones fritos. Enfrente de la calle una chica joven y sucia toca la flauta. Mal. A su lado un pobre pide monedas. Como nadie se acerca a la pequeña gorra recaudadora el pobre se dispone a pasarla entre las mesas de la terraza. Sin éxito. El viajero cae en la cuenta del origen del dicho: vivir de gorra. El pobre huele muy mal y está muy sucio. La flautista está igual de sucia que el pobre y no huele mal porque está más lejos, pero como se acerque a pedir por las mesas olerá muy mal. El viajero está prácticamente seguro. La flauta esta sucia y el sonido es parecido al que produciría un bebé al que le hubieran regalado una flauta nueva. En las orillas de la Calle de las Escobas hay varias hileras de naranjos en flor. Es primavera.


El viajero pidió una cerveza fría, un adobo caliente y unos boquerones fritos.


El viajero está tomando una cerveza caliente, un adobo frío y unos boquerones carbonizados.


El viajero soñaba con escuchar algo de flamenco de fondo mientras respiraba el aroma del azahar. Por la Calle de las Escobas se pasea la Flautista de Hamelin, Los naranjos no huelen a nada y al fondo de la calle resuena un martillo neumático...


La temperatura es muy agradable y es preferible pasear a tomar un taxi. Despacio emprende el recorrido hacia el Hotel, pasando la vista por las torres de la Catedral. Varios pobres le abordan por el camino pidiéndole algunas monedas. Llega a la habitación del Hotel y lo primero que hace es encender la televisión. No es que al viajero le importe mucho lo que ponen en Canal Sur o en cualquier otro canal porque entre otras cosas no le presta ninguna atención. El técnico ya desde hace algún tiempo, necesita tener constantemente una fuente de sonido activada, como la radio, la televisión etc. Al técnico le parece a menudo que el silencio completo es síntoma de que algo no funciona. El técnico necesita percibir una fuente de audio aunque sea de fondo para, inconscientemente, estar tranquilo. Cuando esa fuente de sonido se corta por cualquier motivo, automáticamente el técnico se desestabiliza creándole inquietud.


Son las 24:h y el viajero se dispone a descansar con su leve sonido de fondo. Mañana será otro día...

Ruido en el mar



  

Es una noche oscura de otoño y fresca. El viajero se siente flotar en aquella inmensidad. Una especie de avioneta o hidroplano parece acercarse lentamente hacia el lugar donde se aferra a algo parecido a un flotador alargado de color brillante. El sonido que produce el avión no es el de una hélice ni siquiera el que produciría cualquier motor. Es un ruido especial que el técnico intenta localizar en algún lugar del océano. No se escucha sin embargo el ruido del mar. El ruido de las olas encrespadas. Pasa el tiempo muy despacio. . .
En el preciso momento de abrir los ojos el técnico recorre toda la habitación con la mirada pero sin mover un solo músculo.
Si, es martes, son las cinco de la mañana y hay una reunión en el Hotel Eurobodrio y otra en el Villamanía. Al dar un par de vueltas en la cama, para intentar dormir una hora más, el técnico se enreda entre las sábanas. Es inútil, después de la noche en el mar no hay forma de conciliar el sueño. Se levanta despacio pues tiene mucho tiempo. Se ducha despacio y despacio va preparando una tostada de mantequilla y mermelada amarga a la vez que calienta el café en el microondas. Tiene mucho tiempo todavía y se lo toma con mucha tranquilidad. Piensa que es buena ocasión para buscar un buen lugar para aparcar a las horas a las que es prácticamente imposible hacerlo. Como siempre que no tiene prisa consigue aparcar en el mejor sitio de toda la calle y piensa que lo mejor es escuchar la radio en el coche mientras se hace la hora de entrar al hotel.
Al cabo de media hora piensa que podía ir subiendo, localizar al maître para abrir el salón, probar todo con calma etc.
Cuando llega al salón la puerta de acceso esta abierta y la mesa del control completamente cambiada de lugar. Con no poca extrañeza el técnico comienza a realizar las tareas habituales de comprobación y chequeo del equipo. Una vez que termina de conectar los aparatos se dispone a probar los micros. Enciende uno de ellos y lejos de oírse bien, produce un ruido insoportable. Prueba otro y... lo mismo. Convencido de que hay un problema y no está en los micros se dirige a la mesa de control para comprobar los micros inalámbricos. Conecta, habla y... el mismo ruido entrecortado. Comienza a preocuparse. Las consolas de los intérpretes tampoco funcionan bien. La columna auto amplificada tampoco funciona. La fuente de alimentación no responde...
El tiempo va pasando mientras el técnico decide parar un momento, relajarse, al fin y al cabo todavía tiene tiempo, y comprobar detenidamente aparato por aparato. Comienza por el mixer y al intentar levantarlo de la mesa para mirarlo por debajo nota sorprendido como si pesara más de la cuenta. Lo inclina hacia un lado y comienza a salir agua de una forma loca. El técnico no se lo puede creer. Rápidamente apaga todo el equipo, desconecta y procede a comprobar la fuente de alimentación... agua, agua, más agua.
El Hotel Eurobodrio debe tener alrededor de 17 o18 pisos.
El Hotel Eurobodrio debe tener alrededor de 18 o 20 salones.
El Hotel Eurobodrio debe tener alrededor de 400.000 metros cuadrados de superficie de salones.
El Hotel Eurobodrio lo ha comprado la cadena NH.
Y ha hecho obras de remodelación.
La mesa de control del técnico ocupa alrededor de 1 metro cuadrado en el interior del salón Atenas (antes Hermitage - A).
En el Hotel Eurobodrio hay una gotera, solo una gotera que ha estado descargando exactamente encima de la mesa donde el técnico tenía su equipo montado. Existían alrededor de diez millones de posibilidades distintas de que la gotera se aliviara en cualquier otro lugar pero no, eligió el metro cuadrado de la mesa del control.
El tiempo no se detiene, desgraciadamente, y el técnico no deja de mirar el reloj mientras armado con un gran secador de pelo que ha desmontado de una de las habitaciones del hotel, intenta secar las tripas de los aparatos afectados.
El cliente aparece por la sala unos minutos antes del comienzo de la reunión, pasa al lado del técnico y sigue de largo como si la cosa no fuera con él. La maniobra de secado finaliza coincidiendo con el comienzo de la reunión. El técnico se pasa la mañana cruzando los dedos y esto parece que da resultado. Al finalizar la conferencia el cliente se dirige directamente al técnico felicitándole por el éxito de la reunión e invitándole a tomar un aperitivo con los organizadores. El técnico agradece el gesto pues después del estado de nervios podría acabar con dos botellas de Martini Seco en pocos minutos. Una vez alrededor del bufete el técnico piensa si este tío no se ha enterado de nada cuando se le queda mirando a los ojos y pregunta con acento argentino:
_ ¿Le puedo preguntar algo?
_ Por supuesto.
_ ¿Es que el equipo suyo para que arranque nesesita precalentarlo antes del comienzo...?
_ Por supuesto, caballero, al ser equipo de última generación...


Restauración en Granada





      El viaje a Granada transcurre sin incidencias notables, quitando los chaparrones de siempre. El viajero llega a las 20: h y no tiene ninguna prisa pues la reunión comienza al día siguiente a las 19: h. Ya en la habitación del hotel y antes de deshacer la maleta, recorrido de inspección y estudio de los diferentes mecanismos que proporcionan el confort de una habitación de hotel de 4 estrellas, a saber: localización y estudio del mando a distancia del televisor interactivo; localización y estudio del conmutador climatizador; localización y estudio de la ranura de inserción de la tarjeta/llave de conmutación de iluminación interior; examen y verificación del minibar; examen del mecanismo de hidromasaje; interpretación de las instrucciones que figuran pegadas a los azulejos del cuarto de baño; comprobación de la direccionabilidad del chorro de agua de la ducha; ajuste; horario de desayunos, almuerzos y cenas; menús; emplazamiento del lugar de reunión; elección de camisa y pantalón para la reunión; llamada a casa; llamada a la oficina; llamada al cliente, etc.
    Siempre olvida pedir la habitación más alejada del semáforo de la calle principal. El funcionamiento del aire acondicionado en la habitación de un hotel no guarda ninguna relación con la categoría del establecimiento. Es muy raro que un aire acondicionado funcione a gusto del huésped. Creo recordar que en el otoño de 1.986 el viajero estuvo en un hotel de San Sebastián donde funcionaba perfectamente el aire acondicionado. De cualquier forma no lo disfrutó pues la temperatura ambiente era bastante baja en esa época. En esta ocasión la noche está bastante calurosa y solo es posible soportarlo abriendo la ventana que da a las terrazas que hay instaladas en la calle.
Ruido.
Calor.
No se escucha la tele.

Mini-bar.
Agua sin gas.
Cigarro.
Mini-bar.
Agua sin gas.
Mini-bar.
Agua con gas.
Las 02:00h. AM.
Tele.
Ducha.
Mini-bar.
Zumo de no se qué.
Cigarro.
Ventana.
Ruido calle.
Las 07:00h. AM.
Despertador...
En fin...
No ha sido preciso madrugar para disfrutar de un buen desayuno en el bufete del Gran Hotel Meliá Granada. El viajero saca más partido de los desayunos y las siestas que de los almuerzos y las noches. Es curioso que la temperatura del agua corriente del baño no estar lo suficientemente fría para beber y tampoco esta suficientemente caliente para ducharse. No se lava los dientes después de la ducha matutina pensando en que sería mejor hacerlo después del desayuno. Al viajero le gusta desayunar: entradas, 1º plato, 2º plato, postres y café.
El viajero da una vuelta de inspección alrededor del bufete. Estudia el mecanismo de calentamiento de las tostadas y se promete a sí mismo no socarrar ninguna. ¡Cual será el motivo por el cual hay que verse obligado al arte de la adivinación para escoger un zumo de frutas! Mientras se tuesta la tostada se dirige a por los huevos revueltos. No hay huevos revueltos. El viajero solicita al camarero los huevos revueltos mientras de reojo vigila la tostada. Al cabo de un rato llegan los huevos revueltos mientras una señora alemana, rubia y grande consigue extraer del tostador una especie de costra negruzca y humeante. La ex tostada del viajero. Bordea el tostador y se dirige hacia la bandeja de las lonchas de wacon. Como era previsible las lonchas están soldadas unas a otras. No quisiera llevarse 16 lonchas a la mesa del comedor pero por más que sacude las pinzas con energía no se sueltan. No se sueltan todas porque una si se suelta y en una de las sacudidas sale lanzada por los aires para tomar tierra en el bool del yogur natural azucarado. El Viajero intenta encontrar la loncha con un tenedor pero no tiene éxito. Disimula. Prosigue. Es el momento de dirigirse a la zona de postres. Surtido variado de frutos selectos. Café con leche. El viajero procede, por fin, a dar cuenta del suculento desayuno cuando observa que a su lado derecho hay sentado un gran alemán, rubio de mofletes rojizos, cortando en filetes una hermosa loncha de wacon bañada en yogur natural azucarado. El viajero se sonríe un poco confuso.
Terminado el desayuno se dirige a tomar el ascensor que lleva a su planta cuando se percata de que un trozo de piña del postre se ha introducido en la antigua endodoncia fallida del molar inferior derecho en vista de lo cual abre la boca todo lo que puede, mirando al espejo, en busca de la tajada de piña de bote. En ese preciso instante se abren las puertas del ascensor introduciéndose la alemana grande y rubia. El viajero cierra la boca pero tarde. La alemana se queda paralizada mirando al viajero fijamente. El viajero sonríe levemente.
A continuación el viajero se plantea una excursión al Veleta o a la Alhambra. Ni a un sitio ni al otro ante el miedo a que se le haga tarde.
Pasear por Granada también es interesante.

Malditos Bastardos