Los últimos ataques de Daesh (al-Dawla al-Islāmīya) en Paris confirman que la única solución para esta amenaza es la aniquilación total y de raíz de todo el movimiento yihadista. Lógicamente no se trata de una solución rápida ni factible a corto plazo pero es evidente que hay pocas alternativas. Mientras los opositores a métodos drásticos, antimilitaristas, pacifistas y demagogos de todos los pelajes sigan oponiéndose al empleo de la fuerza militar contra este movimiento, los llamados lobos solitarios seguirán aniquilando a caperucitas colectivas hasta extender su califato al mundo entero. Poco a poco iremos cayendo los pobres infieles mientras vamos a comprar una barra de pan al o a ver una película de Torrente.
Estados Unidos -la mano que mece la cuna- parió un engendro que años después se le reveló, yéndose de las manos, pero ya con todo su operativo militar, capacidad económica y su instrucción militar instaurado. El hecho de que en el pasado las grandes potencias hayan cometido errores tremendos no excluye la opción de poner remedio, tarde, a una lacra que lleva camino de aniquilar a una gran parte de la población cristiana y parte de la musulmana. Al día de hoy ni a Rusia ni a Estados Unidos les interesa acabar drásticamente con el Daesh por diferentes motivos, uno de ellos es que el Daesh está financiado, entre otros, por Arabia Saudí, estrecho aliado de Estados Unidos. En el Caso de Rusia el interés de que el régimen de Bashar al Assad le permita seguir manteniendo su base militar de Tartous en Latakia, única salida de Rusia al Mediterráneo. Sin embargo el movimiento yihadista está decidido a morir por instaurar la Shaíra en medio mundo. Estando la situación como está el problema solo se puede resolver de dos formas. Una, cortar la financiación que recibe el Daesh de Arabia Saudí, Kuwait o Emiratos Árabes -cosa harto improbable- o la segunda, aniquilarlos militarmente con los efectos secundarios que ello tendría. En este caso habría que plantearse instruir militarmente a ejércitos de mujeres de todos los países afectados y hacerles frente a los yihadistas cara a cara como han llevado a cabo las Unidades Kurdas de Protección Popular (YPG), contingente formado en su mayoría por mujeres que al acercarse a los milicianos extremistas les hacen huir aterrorizados pues según la Shaíra si son muertos a manos de una mujer irán irremediablemente al infierno, cosa que no sucede si mueren a manos de un hombre que ganaría el cielo al morir como un mártir. Para grandes problemas, soluciones simples.Perato
20 de mayo 2019