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Malditos Bastardos


Por si las moscas y siguiendo unas mínimas reglas de educación y cortesía previas, advierto que esta nota no es un artículo ni una crónica, ni un “post” ni nada parecido. Esto que me dispongo a plasmar no es más que la representación textual de una arcada previa a un vómito maloliente. Así de simple y asqueroso, de modo que si a alguno o alguna le desagrada el comienzo de estas líneas, lo tiene bien fácil...

    Días tristes, como tantos otros y otras, en los que personas de bien, aparecen esposadas o esposados en los repugnantes noticieros de algunos medios de comunicación por el mero hecho de evitar el sufrimiento de sus seres queridos o queridas. Todo esto siguiendo los designios de un puñado de iluminados e iluminadas hijos e hijas de la gran puta, redactores y redactoras de un código penal consensuado por la mayoría repugnante y democrática de los partidos políticos españoles (votados por la mayoría popular).


 
   Don Ángel Hernández no llegará a entrar en prisión por haber terminado con la tortura a la que estuvo sometida su mujer durante treinta años, pero sí ha tenido que verse esposado ante todos los medios de comunicación, como un vulgar delincuente. Se dice pronto... con las manos esposadas... ¿con la intención de impedir que actúen de nuevo? ¿Las manos que prestó a su desahuciada esposa para terminar con su agonía después de treinta años de sufrimiento atroz, físico y psíquico?

    Y si no fuera suficiente escarnio, la titular del Juzgado de Instrucción número 25 de Madrid, que instruye el caso por la muerte de Mª José Carrasco se inhibe en favor de un juzgado de violencia de género. La jueza entiende, sin pudor alguno, que cualquier acto violento hacia una mujer por parte de su pareja debe ser considerado violencia machista, tal como estableció una sentencia del Tribunal Supremo. ¿El sufrimiento tiene género? ¿existe la sufrimienta? -pregunto, desde la ignorancia-

    Suprema es la ridícula norma dictada por tan excelso tribunal. La imagen entrando en el coche patrulla esposado como un vulgar malhechor es asquerosamente ofensiva. ¡Acusado de inducción al suicidio! ¡Maltrato de género! Siguiendo las directrices de un Código Penal redactado por intelectualoides de tres al cuarto y revisado por pseudoprogres mantecosos, siempre bajo la atenta mirada de los cobardes prelados que custodian la Santa Iglesia católica, apostólica y romana. Y dicho sea de paso, un texto aprobado y votado por miles de ciudadanos y ciudadanas de las más diversas tendencias ideológicas durante años.

    Pues bien, no respeto a nadie ni a nada que imponga cómo cuándo y en qué condiciones debe morir un ser humano. Ni respeto, ni considero, ni escucho, ni quiero a nadie cerca que piense lo contrario. Así de demócrata soy, por si alguien albergaba alguna duda. Suficiente es el que nadie nos haya solicitado permiso para nacer como para tener que pedir permiso para morir. Y voy más allá sin ninguna duda. No creo que sea necesaria una enfermedad terminal que produzca un dolor físico insoportable para poner fin a la vida, si no el mero hecho de decidirlo desde la responsabilidad y la madurez del ser humano libre y coherente. El haberse cumplido las expectativas de vida de una persona, a determinada edad, es motivo más que suficiente para poner fin a su vida y no esperar que el caprichoso destino se empeñe en complicar la vida del interesado o interesada y de sus familiares y familiaras hasta límites inimaginables. Al fin y al cabo, ¿que le importa a la sociedad el que se suicide algún individuo o individua, en algún momento, cuando en muchos casos ésta nunca se preocupó de su bienestar? ¿Quien se opone a estas decisiones naturales, lícitas y serias? ¿beatos, beatas, creyentes, creyentas, filósofos, filósofas? ¿Como es posible que la política adquiera carácter punitivo cuando la ética nunca ha sido coactiva? ¿Quien se atreve a decidir aspectos tan trascendentes del ser humano? ¿La mayoría democrática? Este asunto... ¿también tiene que ser “inclusivo”?
    De ninguna manera. El derecho a morir no es un derecho democrático ni de izquierdas ni de derechas ni de centro. El derecho a poner fin a mi vida es un derecho mío, propio, particular, individual y a nadie le debe importar una mierda más que a mí mismo y a mis seres queridos. Que cada uno se ocupe de sí mismo y de su familia y me deje a mí y a los míos que haga de mi vida y de mi muerte lo que me salga de los cojones, siempre que no implique a terceros. Nadie les van a pedir que lloren por mí y los míos ni que pongan velitas a ningún santo o santa. Y si hay mucho personal que no está de acuerdo con estas ideas, perfecto, me trae completamente al pairo. Si desean morir sufriendo lo que no está en los escritos mientras ofrecen su martirio al Gran Hacedor me parece ideal pero en lo que a mi respecta, nunca voy a permitir sufrir gratuitamente a los míos por más normas democráticas, eclesiásticas, morales, éticas, o penales que me impongan... Y de otra manera... que en su momento venga la autoridad a buscarme, que me encontrará abrazado a la parca ofreciéndole la bienvenida que sin duda se merece.

           Perato
  12 de marzo de 1919


Estamos contigo


Ha sonado el teléfono con el típico sonido del güacháp. Esta vez no era un video, un meme, foto u ocurrencia divertida. Era una foto de ellos en la calle.
__ ¿Cómo estás?
__ Bien.
__ Quienes son las de la foto?
__ Son compañeras del hotel. Estábamos esperando en las puertas de la lavandería.
__ ¿Tienes dinero?
__ De sobra.
Me dice que tiene dinero de sobra pero la verdad es que no tendrá más de cien o ciento cincuenta euros. En cuanto ponga gasolina un par de veces…
__ Cómo estás?
__ Bien, algo cansado.
__ ¿Os para mucho la policía?
__ Siempre. En cuanto salimos. Pero acabamos todos charlando. Nos dicen que si necesitamos cualquier cosa, que les llamemos de inmediato.


Me ha mandado una foto de unas bolsas de papel con una inscripción: “Estamos contigo” . Había pollo, arroz y no se que más. Todo el mundo les mandan comida, pizzas, queso, pollo… Al hotel les llevan la comida de José Andrés. Ayer veinte pizzas para el servicio de urgencias del hospital. Las buenas personas se ayudan entre ellas. Las personas que sirven porque valen. Los que valen por que sirven.
En televisión han dado la noticia. En una comunidad de propietarios de una urbanización han escrito una nota en un papel y lo han metido por debajo de la puerta. La vivienda es de una trabajadora de supermercado. La nota decía, más o menos: “ Sabemos dónde trabajas y no queremos que nos infectes. Búscate otra vivienda por favor”.
Por debajo de la puerta. Con la valentía de los miserables. La mujer vive de alquiler porque tuvo que venir de Murcia al perder su casa y sus pertenencias en las últimas riadas.
La nobleza y la miseria se mezclan como el agua y el aceite.
Ya son muchas días sin verle. Hace lo que considera que tiene que hacer. Nosotros aguantamos lo que podemos antes de que la piedra nos desgarre la garganta.
__ Tenéis buenos epis?
__ En el hospital, no mucho. Nos apañamos.
__ Mañana vas a front line?
__ Si. Por la mañana con la ambulancia de Cruz Roja y por la tarde-noche al hospital. En Cruz Roja tenemos epis de primera. Chinos.
__ Vale. Descansa. Y cuídate mucho
__ Lo haré. 

    Se que no le vamos a volver a ver hasta que pase todo esto. Y esto va a tardar.
La ruleta seguirá girando mientras intento dormir esperando que el tiempo pase atropellando al tiempo.

              Perato
10 de mayo de 2020


Si no lo veo... no lo creo

“ Cuando acudimos a un aviso de emergencias con múltiples heridos, lo primero que hacemos, según el protocolo de asistencia sanitaria, es evaluar y comunicar a la base las características del incidente para que se aporten rápidamente los medios adecuados. Esta comunicación a través del teléfono móvil o de la tablet, muchas veces tenemos que realizarla a escondidas para que la gente que rodea el incidente no nos vea hablar por teléfono pues nos recriminan que no atendamos inmediatamente a los heridos por estar hablando por el móvil”.

    Así me lo cuentan miembros de equipos sanitarios de emergencias que me explican lo inviable que es el atender al primer herido que se encuentran sin conocer cuántos afectados hay y cual es el estado de cada uno. El triaje de urgencias es el proceso de valoración clínica preliminar que ordena a los pacientes antes de la valoración diagnóstica y terapéutica completa según su grado de urgencia. Los individuos que critican estas actuaciones de los sanitarios poseen el mismo coeficiente intelectual que los que se ponen a grabar una masacre, con sus estupendos teléfonos móviles, en vez de avisar a los servicios de urgencias y quitarse de en medio. La imagen de estos mentecatos con afán de notoriedad, aspirantes al récord de “likes” y “me gusta” son los que verdaderamente “hieren la sensibilidad del espectador”, por lo menos de la mía.

            Por otro lado, como fotógrafo, me manifiesto completamente en contra de la censura indiscriminada de imágenes duras que tienden a ilustrar catástrofes, masacres, atentados etc. De la misma forma que estoy determinadamente en contra de la publicación de vídeos y fotos de primeros planos de personas heridas o fallecidos fácilmente reconocibles. Creo que está claro que no es lo mismo un plano general de lejos, de una calle repleta de heridos, en un atentado terrorista, que un primerísimo primer plano de uno de los cuerpos desmembrados que además se le reconoce la cara. Lo primero, es imprescindible para ilustrar un artículo o un titular informativo. Lo segundo es una falta  de respeto hacia la víctima (si es reconocible).

            El espectador nunca tendrá una conciencia clara de lo que está sucediendo tanto si se le priva de la imagen como del texto de una noticia. Las terroríficas imágenes de los últimos atentados son necesarias para tomar conciencia de lo que realmente es un atentado terrorista y por consiguiente tomar postura al respecto.

            Para terminar, también tengo que manifestar que el derecho a la imagen en relación con escenas de masacres me parece relativo. Creo que no es lo mismo censurar en un video la cara de un viandante herido que paseaba por la calle a censurar la figura de un yihadista amenazando con inmolarse cuando la policía le dispara cuatro tiros. El terrorista supongo que tendrá algún derecho para los buenistas, pero para mí tiene los mismos derechos que tiene una rata desde el momento en el que ha liquidado a un montón de “infieles” inocentes.

          Perato
18 de agosto de 2017

Ni paz ni amor... Mujeres armadas contra Daesh

Los últimos ataques de Daesh (al-Dawla al-Islāmīya) en Paris confirman que la única solución para esta amenaza es la aniquilación total y de raíz de todo el movimiento yihadista. Lógicamente no se trata de una solución rápida ni factible a corto plazo pero es evidente que hay pocas alternativas. Mientras los opositores a métodos drásticos, antimilitaristas, pacifistas y demagogos de todos los pelajes sigan oponiéndose al empleo de la fuerza militar contra este movimiento, los llamados lobos solitarios seguirán aniquilando a caperucitas colectivas hasta extender su califato al mundo entero. Poco a poco iremos cayendo los pobres infieles mientras vamos a comprar una barra de pan al o a ver una película de Torrente.
Estados Unidos -la mano que mece la cuna- parió un engendro que años después se le reveló, yéndose de las manos, pero ya con todo su operativo militar, capacidad económica y su instrucción militar instaurado. El hecho de que en el pasado las grandes potencias hayan cometido errores tremendos no excluye la opción de poner remedio, tarde, a una lacra que lleva camino de aniquilar a una gran parte de la población cristiana y parte de la musulmana. Al día de hoy ni a Rusia ni a Estados Unidos les interesa acabar drásticamente con el Daesh por diferentes motivos, uno de ellos es que el Daesh está financiado, entre otros, por Arabia Saudí, estrecho aliado de Estados Unidos. En el Caso de Rusia el interés de que el régimen de Bashar al Assad le permita seguir manteniendo su base militar de Tartous en Latakia, única salida de Rusia al Mediterráneo. Sin embargo el movimiento yihadista está decidido a morir por instaurar la Shaíra en medio mundo. Estando la situación como está el problema solo se puede resolver de dos formas. Una, cortar la financiación que recibe el Daesh de Arabia Saudí, Kuwait o Emiratos Árabes -cosa harto improbable- o la segunda, aniquilarlos militarmente con los efectos secundarios que ello tendría. En este caso habría que plantearse instruir militarmente a ejércitos de mujeres de todos los países afectados y hacerles frente a los yihadistas cara a cara como han llevado a cabo las Unidades Kurdas de Protección Popular (YPG), contingente formado en su mayoría por mujeres que al acercarse a los milicianos extremistas les hacen huir aterrorizados pues según la Shaíra si son muertos a manos de una mujer irán irremediablemente al infierno, cosa que no sucede si mueren a manos de un hombre que ganaría el cielo al morir como un mártir. Para grandes problemas, soluciones simples.

        Perato
20 de mayo 2019


CENICIENTA


     

     Estimadas Eminencias Reverendísimas responsables de la Congregación para la Doctrina de la Fe, heredera de la antigua Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición.

Si son ustedes tan amables, no me sean cenizos y permítannos gestionar los calcinados restos de nuestros difuntos pecadores mientras ustedes, obispos, arzobispos y cardenales gestionan sus almas desde su dicasterio.

Nunca se me ocurrió conservar las cenizas de mi madre en una urna transparente dispuesta en el aparador del comedor. Tampoco se me pasó por la imaginación hacerme un relicario para llevarlo colgado de mi cuello el resto de mis días, ni derramarlas sutilmente por el patio de mi casa que es particular. Opté por esparcirlas en las laderas del Castillo de Gormaz (provincia de Soria) una mañana de invierno, al alba y con fuerte viento de levante lo que provocó que se me introdujera alguna partícula en los ojos, derramando las únicas lágrimas con las que despedí a mi querida madre, hace ya unos años. No pensé en ningún momento que este íntimo acto aislado contaminaría de forma apreciable este sacro lugar, más que una manada de vacas pastando y tirándose pedos por las praderas.

La nueva normativa que sus Eminencias Reverendísimas nos imponen a estos pecadores cristianos, de depositar las cenizas de nuestros difuntos en carísimos columbarios o en lugares sagrados, me parece, como mínimo, orinar fuera del tiesto. Desconozco si esta prohibición se crea con efectos retroactivos pero si es así, invito a toda la Curia Romana a trasladarse a este magnífico lugar soriano y que me ayuden en la recolección de todos y cada uno de los fragmentos de mi cenicienta madre. De esta forma tendré la confirmación de tan ilustres señores acerca de si es o no es, lugar sagrado y apropiado, el Castillo de Gormaz, sito en la provincia de Soria. Lugar que el Señor tuvo a bien señalar con su dedo.

         Perato
26 de octubre de 2016

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El vuelo de la Vieja Gaviota

        El viento de levante hace flotar a la vieja gaviota, inmóvil, en el aire, mirando fijamente como nace, despacio, el reluciente sol detrás de un horizonte ardiente. Las costas de una lejana tierra, desconocida. Demasiados días, demasiadas noches sin descanso alguno.

A miles de millas unos polluelos juguetean ociosos, ajenos a cualquier realidad que no sea experimentar con las rachas de aire templado y húmedo que les hace elevarse y bajar repetidamente a lo largo de todo el día. Protegidos por la cercanía de la tierra firme crecen felices, ajenos al porvenir incierto. En esa isla perdida en medio de cualquier parte del océano viven al margen de la crudeza de la madurez.


_ ¡Mira Mani, que bien vuelo!
_ ¡Si pero yo llego mucho más alto que tu, Yuli!
_ ¡Ya, pero tú eres mayor!

El largo viaje pesa sobre sus alas cansadas hasta la extenuación. Días infinitos sin atisbar ni un palmo de tierra donde reposar. Siempre por encima de un mar eterno infinito y oscuro, y profundo, que se extendió bajo ella durante jornadas eternas. Su experiencia en el vuelo no fue suficiente para superar al destino después de tantos años.
Nunca quiso involucrarlos en su aventura. Quiso cruzar miles de millas en la más absoluta soledad mientras ellos, disfrutaban del inicio de su madurez aislados por los contornos de aquella isla descubierta por su viejo progenitor.
Muchas horas de sufrimiento cuando el viento racheado conseguía minar el más firme propósito de encontrar aquello que asegurara el futuro de sus pequeños. Con las alas destrozadas por efecto del sol ardiente y entumecida por el frío aterrador de la noche, día tras día se esforzó en mover sus tullidas alas sin pensar en otra cosa que el objetivo marcado; escapar de este mundo para descubrir un paraíso natural donde los vientos rolaran siempre en el mismo sentido. No podía navegar más contra corriente. Exhausta y medio destrozada había encontrado el descanso añorado. Sus desmembradas alas volaron demasiado. El frío aterrador y la humedad extrema debilitaron tanto sus alas que en un último esfuerzo logró remontar una considerable altura, por encima de las nubes, con el vano objetivo de vislumbrar por última vez a sus pequeños polluelos. Pero estaban demasiado lejos para verlos. Abandonando la idea solo le restaba el dejarse caer planeando, ya sin fuerzas, y así llegar al acantilado donde abandonada a su suerte se dejó desplomar cayendo en barrena desde lo más alto del cielo hasta las crispadas y ásperas rocas de aquel precipicio. Sus potentes alas no aguantaron más. Resquebrajadas se estrellaron contra el arrecife que había buscado con tanto empeño. Sus agudos graznidos fueron señal evidente de que el viaje había concluido. Sus ojos pugnaban por seguir manteniendo aquella mirada profunda que durante toda la vida le había caracterizado. Durante eternos minutos sus graznidos desesperados fueron eclipsados por el estruendo de aquellas olas espumosas. Durante horas los ecos de aquellos sonidos se transmitieron a lo largo del mar hasta llegar al infinito. Todas las criaturas marinas se estremecieron con aquellos gritos anunciando muerte.
En aquella isla remota, mientras Yuli revoloteaba una y otra vez, Mani tuvo una percepción lejana. Escuchó algo así como un conocido y débil graznido. No estaba seguro de aquello pero sus sensaciones no fueron buenas. Se quedó petrificado en su roca favorita mirando profundamente el punto por donde salía el sol y un escalofrío le estremeció todo su cuerpo. Supo enseguida lo que pasaba. Una tristeza sin límites le dominó completamente, y volando rápido hasta donde jugaba Yuli le increpó...

_ ¡Yuli, baja ya, por favor!
_ ¡Mani, lo he conseguido, vuelo tan alto como papá...!
_ ¡Baja ahora mismo, te digo!
_ Y si no quiero, ¿se lo dirás a papá?
_ ¡Yuli, no volveremos nunca a ver a nuestro padre!
_ ¡Que cosas dices, le enseñaré como vuelo cuando vuelva!
_ Yuli, papá no volverá nunca más a nuestra isla.
_ ¿Y no le veremos más?
_No, si no vamos a buscarle. Prepárate. Si queremos verle debemos emprender un largo viaje.
_ No importa soy la mejor gaviota de la isla. ¡Aguantaré!

Durante mucho tiempo se apreció en los cielos el vuelo de dos gaviotas que sin separarse apenas unos metros volaron hasta el confín de los cielos. Dejaron atrás temibles tormentas pero volaban por encima de ellas. Superaron nubes oscuras y tenebrosas porque navegaban sobre ellas. Avanzaron siempre contra el viento, pero eso lo tenían superado. Habían tenido buena escuela. Solo guiados por aquellos leves aullidos lograron llegar al acantilado justo momentos después de acostarse el sol en el horizonte. A la vieja gaviota solo le dio tiempo a adivinar la sombra de sus polluelos descendiendo en picado hasta ella. Eso fue todo. A continuación fue cerrando muy despacio sus grandes y profundos ojos hasta morir con la tranquilidad de saber que su Yuli y su Mani habían dominado las artes del vuelo, y eso les garantizaría la seguridad durante toda su vida. Cuando Yuli se acercó a su padre, comenzó a picotearle debajo de sus alas esperando que le hablara de una vez como había hecho desde que nació. Mientras tanto Mani, algo más maduro que Yuli, permanecía inmóvil eludiendo la mirada de su hermana. Él conocía perfectamente la situación. La vieja gaviota le había instruido bien durante su corta vida.
Yuli lanzó una mirada aterradora a su hermano mayor mientras éste seguía evitándole.


_Tenemos que emprender la vuelta a casa, Yuli.
_ ¿Y papa?
_Papá no volverá a volar…


Las dos jóvenes gaviotas emprendieron el vuelo de regreso a su pequeña isla perdida en el océano.


Un diluvio de lágrimas les acompañó durante todo el viaje mientras las criaturas marinas se preguntaban que es lo que había sucedido para que durante tanto tiempo no dejara de llover sobre aquel tenebroso y oscuro mar. La respuesta la encontraron en dos gaviotas que volaban tan alto que apenas se divisaban.
Por encima de los cielos.


    Perato
      02/01/2010

Malditos Bastardos